Son Prácticas Milenarias que posibilitan despertar una capacidad inherente de la mente de la cual solemos estar desconectados, LA CONCIENCIA.

Consiste en mantener la atención, de forma no valorativa sobre la experiencia, tanto interior como exterior, tal y como es en el momento presente, sin juzgar, sin evaluar y sin reaccionar a ella, tomar conciencia simplemente. Experimentar el momento presente con todos los sentidos y habilidades sin perseguir ningún otro objetivo, que vivir el momento presente dándonos cuenta de cosas tan sencillas de la vida como el placer del roce del viento sobre la piel, el sentir del olor de las higueras, los colores de una puesta de sol, tomando conciencia de los propios pensamientos, de los sentimientos, sensaciones y teniendo la templanza suficiente para sentirlos y observarlos sin dejarte atrapar por la experiencia, observarla como un@ mer@ espectador, siendo consciente de lo que ocurre y no dejándote arrastrar por lo que está sucediendo, teniendo la libertad de decidir como actuar o no actuar, liberándote de automatismos.